20 de Noviembre de 2025

Reimagina llevó a cabo el taller “El rol de la sociedad civil en el desarrollo de habilidades amplias”, un espacio de reflexión y co-construcción junto a organizaciones que forman parte de nuestra red. La actividad se realizó en el marco de los hallazgos del estudio Breadth of Skills (Habilidades Amplias), desarrollado en colaboración con la red NEST de Brookings Institution, el cual evidencia una brecha importante entre lo que la política pública declara respecto a las habilidades amplias y lo que realmente ocurre en las salas de clases.
Entre los principales hallazgos del estudio destaca el rol fundamental que las políticas educativas asignan a las organizaciones de la sociedad civil para promover habilidades como el pensamiento crítico, la colaboración, la creatividad y la alfabetización digital. Este reconocimiento dialoga directamente con el propósito de #EfectoColectivo: impulsar aprendizajes más amplios, pertinentes y significativos mediante iniciativas innovadoras surgidas desde los territorios.
Durante el taller, las organizaciones participantes trabajaron en mesas colaborativas para profundizar en tres grandes ejes:
Estos intercambios permitieron visibilizar experiencias, desafíos y propuestas concretas desde múltiples territorios, reforzando la importancia de generar espacios de articulación entre actores diversos del sistema educativo.
El proceso desarrollado en el taller alimentará la elaboración de un policy brief que sistematizará los hallazgos, recomendaciones y propuestas surgidas del trabajo colectivo. Su objetivo será contribuir a una política educativa que reconozca, potencie y sostenga el aporte de la sociedad civil en el desarrollo de todas las habilidades para todos los niños, niñas y adolescentes del país.
Con iniciativas como esta, Reimagina reafirma su compromiso con la construcción de un ecosistema educativo más colaborativo, pertinente y orientado al desarrollo integral de las y los estudiantes.
19 de Noviembre de 2025

En el marco de nuestra colaboración con la red NEST del Brookings Institution, Fundación Reimagina desarrolló el estudio “Habilidades amplias: de la política educativa a la sala de clase”, una investigación que busca comprender cómo se están promoviendo y desarrollando las habilidades del siglo XXI en Chile, y cuánto se alinean la política pública, las escuelas y los docentes en este propósito.
Durante las últimas semanas compartimos los principales resultados con equipos multidisciplinarios del Ministerio de Educación, en una instancia de diálogo que permitió no solo presentar los hallazgos, sino también recibir valiosa retroalimentación para continuar profundizando esta conversación. El objetivo: avanzar hacia una política educativa que sitúe las habilidades amplias en el centro de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
El estudio evidencia que, si bien existe consenso respecto a la importancia de estas habilidades —como el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la comunicación— su desarrollo sigue siendo fragmentado y desigual entre los distintos niveles del sistema educativo. La brecha entre lo que propone la política, lo que ocurre en los establecimientos y lo que logran implementar los docentes continúa siendo un desafío.
Hoy, la tarea es transformar la evidencia en acción: avanzar hacia un sistema educativo que forme niñas, niños y jóvenes capaces de adaptarse, convivir, innovar y transformar su entorno en un mundo cambiante.Lee aquí el reporte completo.
10 de Octubre de 2025

La iniciativa, impulsada por Fundación Reimagina con el apoyo de BHP Foundation, reconoció tres proyectos que están mejorando aprendizajes en Lenguaje y Matemáticas y fortaleciendo habilidades del siglo XXI.
Por Fernanda Guajardo Sepúlveda, El Mercurio, 9 de octubre de 2025
Con una ceremonia realizada en el auditorio de Fundación Telefónica, Efecto Colectivo Norte celebró la expansión de su modelo de innovación educativa hacia las regiones del norte del país. La iniciativa —liderada por Fundación Reimagina, con el apoyo de BHP Foundation y el patrocinio del Ministerio de Educación y la Unesco— distinguió a tres proyectos ganadores y a un grupo de finalistas que, desde distintas regiones, están generando impacto real en la educación pública chilena. El fondo, que financia y fortalece a organizaciones con innovaciones efectivas y escalables, busca mejorar los aprendizajes en Lenguaje y Matemáticas y promover el desarrollo de habilidades del siglo XXI, como la creatividad, la colaboración, la comunicación y el pensamiento crítico. Todo lo anterior, generando ecosistemas de innovaciones educativas que se potencian entre sí para multiplicar su impacto desde una mirada local. En su primer año de ejecución, Efecto Colectivo ya ha beneficiado a más de 26.000 estudiantes, 1.243 docentes y 266 directivos, además de articular 21alianzas activas entre instituciones públicas, privadas y académicas a lo largo del país. Durante la ceremonia, la directora ejecutiva de Fundación Reimagina, Ana María Raad, subrayó que esta nueva etapa representa “un paso clave para fortalecer las capacidades locales y reducir las brechas que aún persisten en regiones como Atacama y Tarapacá”. Según explicó, los resultados educativos en el norte del país “siguen por debajo del promedio nacional, y eso exige modelos más contextualizados, que consideren la identidad, los saberes y la realidad de cada comunidad educativa”.
El director de Educación Pública, Rodrigo Egaña, coincidió en la importancia de la articulación entre sectores. “La mejora en la tarea educativa debe ser un compromiso colectivo, no sólo de los que estamos formalmente integrados al sistema, sino también de todos los que pueden aportar. Este fondo representa un gran paso en esa dirección”, afirmó, destacando el valor de la alianza públicoprivada que sostiene la iniciativa.
En representación del mundo empresarial, la presidenta de Sofofa, Rosario Navarro, valoró la capacidad del programa para reunir actores diversos con un propósito común: “La conexión entre la sociedad civil, el Estado y el mundo empresarial puede convertirse en una verdadera fuerza transformadora”, dijo, resaltando que Efecto Colectivo demuestra que “cuando se articulan voluntades, los resultados se sienten en los territorios”. La convocatoria de Efecto Colectivo Norte reunió a más de 50 postulaciones provenientes de distintas regiones y, tras una rigurosa selección, seleccionó tres iniciativas ganadoras y cinco finalistas que ya comenzaron a trabajar junto a servicios locales de educación pública (SLEP) y comunidades escolares de Atacama, Tarapacá, Antofagasta y Arica-Parinacota. Todas comparten un enfoque basado en la evidencia, la colaboración territorial y sostenibles de mejora en busca de modelos sostenibles de mejora educativa, que son los rasgos distintivos de este proyecto.
El evento contó con la participación de representantes del Ministerio de Educación, Fundación Chile, Unesco, y de los equipos de los SLEP, quienes destacaron la importancia de consolidar una comunidad educativa que aprenda colectivamente y que impulse la innovación desde el aula hacia el sistema. Desde BHP Foundation, su directora en Chile, Alejandra Garcés, reafirmó este compromiso, señalando que “el enfoque colaborativo que define a Efecto Colectivo ha sido fundamental para amplificar su impacto y fortalecer a las organizaciones que participan, especialmente en regiones donde los desafíos educativos son mayores”.
La jornada incluyó la proyección de los avances del programa y los resultados obtenidos desde su primera versión, iniciada en 2024, y concluyó con la entrega de reconocimientos a los equipos ganadores y finalistas, quienes recibieron piezas elaboradas por artesanos inspirados en la cultura diaguita, símbolo del vínculo entre identidad, arte y educación. Al cierre, Raad enfatizó el propósito central del programa: generar evidencia sobre cómo la colaboración territorial puede fortalecer la educación pública. “Si queremos lograr cambios sistémicos, requerimos impactos medibles y con evidencia”, señaló.
Ana María Raad: “Se necesitan más espacios donde el Estado, la sociedad civil y los territorios se reconozcan como parte de un mismo proyecto”
A un año y medio del lanzamiento de la primera versión del fondo Efecto Colectivo, su directora y fundadora, Ana María Raad, reflexiona sobre los resultados alcanzados y la expansión del programa hacia el norte del país. La iniciativa, impulsada por Fundación Reimagina junto a BHP Foundation y con el apoyo del Ministerio de Educación y la Unesco, ha logrado instalar una red de colaboración entre el Estado, la sociedad civil y la academia, que hoy trabaja por fortalecer el aprendizaje en la educación pública chilena.
Raad explica que los impactos se han manifestado en tres niveles. “Uno, por cierto, es en escalamiento y cobertura, o sea, llegar realmente a establecimientos públicos en zonas donde más se necesita la innovación. Un segundo nivel de impacto es cómo estos proyectos están informando y relacionándose con los servicios locales de educación, lo cual para la política educativa en Chile es muy importante. Y un tercer nivel es el impacto en la sociedad civil: hoy día es una sociedad civil que no compite, sino que colabora”, afirma. La directora destaca que esta transformación cultural es uno de los logros más relevantes del programa. “Efecto Colectivo es un aporte a la educación en términos de resultados de aprendizaje, pero también en cómo entendemos la educación como un desafío más global, de organizaciones, sostenedores y, en este caso, de los financistas”, señala.
Consultada por el trabajo de los proyectos ganadores del ciclo anterior, Raad comenta que la mayoría ha logrado replicar sus experiencias con éxito. “Hay proyectos que están replicando iniciativas que ya habían probado antes, y entonces los vemos súper positivos porque la hipótesis que teníamos —de que si funcionaba acá podía funcionar en otra región— está pasando. Pero algo aún más interesante es ver cómo estos proyectos se están asociando con otras organizaciones para escalar”, acota. Ejemplos de esa colaboración se observan en experiencias como Puentes Educativos, que trabaja en Llanquihue junto a otras dos organizaciones, o Teatro en la Educación (TELE), que se unió a las fundaciones La Balanza y Astoreca para expandir su metodología hacia Magallanes. “Los vemos muy arraigados al territorio, con mucho conocimiento local y capacidad de impactar en los servicios locales. En verdad, tener este tipo de innovaciones que no aparecen desde arriba hacia abajo, sino que nacen desde los territorios, es lo que estamos viendo”, enfatiza Raad.
Sobre la reciente convocatoria centrada en la zona norte, Raad resalta además la calidad de las organizaciones seleccionadas. “Todos los finalistas, los ocho, son de un nivel realmente excepcional para Chile. Tenemos que premiar a tres, pero esas ocho pueden estar muy listas para que otros inversionistas las apoyen o que otros servicios locales las adopten. Eso es lo bonito de esta premiación: no ver solo a los tres que pasaron al fondo, sino a todos los que quedaron, porque tienen un muy buen nivel”, asegura. Para ella, el verdadero desafío está en consolidar este ecosistema de aprendizaje colaborativo. “La educación pública necesita más espacios donde el Estado, la sociedad civil y los territorios se reconozcan como parte de un mismo proyecto. Cuando eso ocurre, los resultados empiezan a verse no solo en los indicadores, sino también en la confianza que vuelve a construirse entre las escuelas y sus comunidades”, concluye.
Fortalezas del Carácter Astoreca en la Patagonia “Lo que hacemos es entregar herramientas, acompañamiento y una metodología que permite que los colegios integren el trabajo con las fortalezas del carácter en su día a día, de manera transversal, en la sala de clases y en la gestión escolar. (…) Los colegios siguen trabajando el tema con sus equipos, incluso después de terminado el acompañamiento”. MATÍAS MOLLER Jefe de formación Fundación Astoreca.
25 de Septiembre de 2025

El pasado miércoles 24 de septiembre, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas 2025 en Nueva York, la Red para la Transformación de los Sistemas Educativos (NEST, por sus siglas en inglés) presentó los resultados iniciales de su investigación sobre cómo los sistemas educativos pueden preparar mejor a niños, niñas y jóvenes para enfrentar los desafíos actuales y futuros.
Durante dos años, NEST —una coalición de organizaciones de la sociedad civil del Sur Global junto con el Centro para la Educación Universal de Brookings Institution— ha trabajado en diez países (India, Pakistán, Jordania, Kenia, Malawi, Ghana, Sudáfrica, Chile, Perú y México) para responder a una pregunta central:
¿Qué tan bien están creando los sistemas educativos oportunidades para que los estudiantes aprendan lo que realmente importa?
Una red con mirada global y raíces locales
NEST se lanzó oficialmente en enero de 2024 en Kenia y hoy reúne a 11 organizaciones de África, América Latina, Medio Oriente y Asia del Sur, junto con Brookings. Su misión es catalizar cambios sistémicos que permitan a cada estudiante desarrollar no solo competencias básicas, sino también un conjunto más amplio de habilidades: pensamiento crítico y creativo, resiliencia, colaboración, bienestar socioemocional y capacidad de actuar como agentes de cambio en sus comunidades.
En palabras de Valeria Duarte, coordinadora de investigación de Enseña Perú, “si la mayoría de los niños del mundo vive en el Sur Global, entonces es allí donde deben surgir las soluciones. Esta no es solo una cuestión de representación, sino de descolonizar el discurso educativo y construir desde el conocimiento y la práctica de nuestras propias comunidades”.
Los primeros análisis de NEST revelan seis condiciones globales necesarias para avanzar hacia la transformación educativa:
Próximos pasos
Durante el encuentro se anunciaron los primeros tres informes de la serie “Learning What Matters”, correspondientes a Jordania, Kenia y México. En octubre se publicarán los de India, Perú, Sudáfrica y un reporte de síntesis, mientras que en noviembre se sumarán Chile, Ghana, Malawi y Pakistán.
Ana María Raad, presidenta de Fundación Reimagina, participó en el panel representando a América Latina junto con organizaciones de México y Perú. En su intervención destacó la importancia de la confianza y el trabajo colaborativo como base de los compromisos educativos en la región.
11 de Septiembre de 2025

Fundación reimagina estuvo presente en una nueva edición del seminario virtual de la serie Buenas Prácticas en Educación Digital de las Américas, organizado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y ProFuturo, en el marco del Mapeo de Buenas Prácticas en Educación Digital. En esta ocasión, el tema central fue la educación STEM/STEAM, un enfoque que integra ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y, en algunos casos, arte, para transformar las experiencias de aprendizaje en toda la región.
El encuentro fue moderado por Ana Raad, fundadora de Fundación Reimagina y miembro del comité evaluador del mapeo desde su primera edición, quien guió un diálogo con docentes y representantes de prácticas educativas seleccionadas por su innovación y capacidad de generar impacto en distintos contextos.
Durante la jornada se dieron a conocer experiencias de Costa Rica y Colombia que muestran cómo el enfoque STEM/STEAM se adapta a distintos entornos educativos y logra abrir oportunidades para estudiantes en contextos diversos.
Costa Rica presentó el trabajo de su Centro de Innovación e Investigación para el Aprendizaje, donde docentes han logrado integrar STEM en la enseñanza primaria desde 2017. A través de metodologías activas, planificación colaborativa y el diseño de talleres contextualizados, han convertido un simple auditorio en un laboratorio vivo donde niñas y niños exploran la ciencia y la tecnología desde los primeros años escolares.
Desde la ruralidad en Colombia, la experiencia STEAM sin barreras mostró cómo una docente en aula multigrado utiliza proyectos y pensamiento computacional para que estudiantes de distintos niveles aprendan juntos, sin exclusiones. La propuesta rompe con las brechas propias de la ruralidad al dar a cada estudiante un rol significativo en el proceso, potenciando empatía, colaboración y creatividad.
También desde Colombia, conocimos la iniciativa Círculos de Aprendizaje, que combina el enfoque STEM con una metodología inspirada en el método socrático. Allí, los estudiantes aprenden ciencia, robótica y pensamiento computacional a partir de preguntas, dilemas y retos abiertos, donde lo más importante no es la respuesta final, sino el proceso de diálogo, reflexión y construcción colectiva.
Inclusión y accesibilidad como ejes centrales
El seminario también destacó la práctica del Kit Táctil de Programación Básica para Ciegos, desarrollada en Chile, que permite a estudiantes con discapacidad visual aprender a programar sin depender de pantallas. Este ejemplo nos recuerda que la educación digital no solo debe ser innovadora, sino también inclusiva y accesible para todos y todas.
Nuestro compromiso
Desde Fundación Reimagina, creemos que estas experiencias muestran cómo la educación STEM/STEAM puede ser una herramienta poderosa para reducir brechas, potenciar la creatividad y fortalecer habilidades del siglo XXI en América Latina. Participar en estos espacios nos reafirma la importancia de visibilizar y apoyar a docentes y comunidades educativas que, con pocos recursos pero con gran compromiso, están transformando la forma en que se enseña y se aprende.
La educación STEM/STEAM no sólo aborda contenidos, sino que busca despertar la curiosidad, fomentar la colaboración y construir una educación más equitativa e inclusiva para las nuevas generaciones.
18 de Agosto de 2025

El Mercurio, 18 de agosto de 2025
Rebecca Winthrop, directora del Centro para la Educación de Brookings Institution, de visita en Chile.
La especialista, que formó parte de comités educativos de Obama y se ha dedicado a estudiar la falta de motivación estudiantil, cree que el entusiasmo por aprender permite resolver mejor los problemas, ser más creativo y saber trabajar en equipo, habilidades que se consideran claves en el siglo 21.
Mientras que el 75% de los estudiantes de educación básica en Estados Unidos se muestran comprometidos con su aprendizaje, en enseñanza media la cifra baja y solo alcanza al 25%. “Esa estadística nace a partir de una pregunta que hicimos en una de nuestras investigaciones, donde se les consultó a los niños si amaban o no su colegio”, comenta Rebecca Winthrop, especialista en educación global, doctora en Educación (U. de Columbia) y directora del Centro para la Educación de Brookings Institution, reconocido como uno de los think tanks más citados del mundo. Aunque se trata de cifras particulares para su país, la especialista —quien formó parte de comités educativos creados por Barack Obama y fue seleccionada por BanKi Moon para desarrollar la base de lo que después serían los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas— cree que los datos se relacionan con Chile, país que visitó hace unos días, en el marco de las actividades por la celebración de los cinco años de Fundación Reimagina.
“En EE.UU. hay tres grandes problemas a nivel estudiantil: el ausentismo crónico, existiendo niños que no asisten a la escuela regularmente y en especial durante la adolescencia; el bajo rendimiento académico, que se vio afectado durante la crisis de covid-19 y no ha mostrado mayor mejora; y la salud mental adolescente. Al hablar con especialistas de Chile, supe que estos problemas también están presentes aquí”.
Sin importar si es en Chile o más al norte, los estudios de Winthrop coinciden en una cosa. “En el fondo, hay un problema subyacente fundamental, que es la baja motivación y el bajo compromiso estudiantil”. Su última investigación, plasmada en el libro El adolescente desconectado: Ayudando a los niños a aprender mejor, sentirse mejor y vivir mejor, así lo aborda.
—Su estudio analiza cómo los adolescentes van perdiendo interés en el colegio, algo que muchos adultos asumen es normal con el paso del tiempo. ¿Por qué le parece peligrosa esa idea?
“Lo primero es decir que no porque a nosotros nos haya pasado significa que les debe pasar a nuestros hijos también. Lo segundo es dejar claro que es posible tener una experiencia escolar atractiva. Muy posible. Hay lugares en donde esto está ocurriendo, incluyendo comunidades vulnerables, lo que muestra que para lograrlo no se necesita tener una gran cantidad de dinero. Lo que también se debe reconocer es que el impacto de estar poco comprometido es diferente para nuestros hijos que para alguien de mi generación, que fue al colegio hace varias décadas: hace 50 años, se necesitaban habilidades sólidas de lectoescritura y aritmética para prosperar en la vida y en el trabajo. Pero ahora, al terminar la escuela, los empleadores no solo piden esas habilidades, sino también conocimientos acabados en ciencia e historia, y se preguntan qué pueden hacer las personas con todas esas nociones. ¿Pueden resolver problemas? ¿Pueden usarlas para trabajar con otros y encontrar nuevas soluciones? ¿Logran aplicarlas para generar ideas creativas e impulsar distintas iniciativas? Esas habilidades superiores —que se han hecho conocidas como habilidades del siglo 21— no se pueden desarrollar solo dejándose llevar y desvinculándose de la escuela. El impacto de no estar comprometido es más fuerte para la generación actual, porque el mercado laboral ha cambiado”.
—Usted menciona que hay lugares donde la motivación escolar está muy presente. ¿Podría dar ejemplos?
“Hay muchos lugares. Un ejemplo es el de un distrito escolar en Dakota del Norte que tenía un gran problema de desconexión. Entonces se decidió que en básica los estudiantes podrían optar por una clase tradicional, con muchas más instrucciones del profesor, o por una ‘clase estudio’, que significaba más libertad para desarrollar sus propias estrategias de aprendizaje en relación al contenido. En este caso, el profesor decía ‘esto es lo que tienen que aprender este semestre’ y los alumnos creaban sus propias maneras de hacerlo y mostrarlo. Porque al final debían demostrar su conocimiento a un grupo de docentes. Por ejemplo, una estudiante aprendiendo sobre historia y ciencias ideó una sala de escape (juego en el que se entra a una sala ambientada con una historia o temática, y en la que se deben resolver acertijos para salir) en base al asesinato de presidentes estadounidenses. Para lograrlo, obviamente tuvo que estudiar mucho; debía conocer muy bien el contenido. Así pasó de estar súper desconectada de la clase, a estar súper entusiasmada”.
—Suena motivante, pero también muy diferente a lo que se ha hecho durante años en el aula. ¿Están los profesores dispuestos al cambio?
“En este caso había liderazgos a nivel de distrito y desde allí se trabajó de cerca con los docentes para hacerles entender que acciones como que los niños no entregaran sus tareas o no vinieran (a clases) repercutía en que ellos, los profesores, estuvieran resignados, enojados. Es cosa de hacerles entender que los niños desconectados frustran a muchos, y que es importante pensar qué se puede hacer para mejorar. En este caso, se trabajó con docentes de todo el distrito para ver qué pasos seguir, se aportaron diferentes ideas y se trabajó con universidades y organizaciones educativas locales, hasta que se llegó a esta idea. Cuando los profesores vieron lo emocionados que estaban los niños, y lo mucho que habían aprendido, estaban ellos, a su vez, felices y motivados”.
Celulares: distracción que aísla
Parte de lo que provoca una mayor desconexión escolar a medida que se va creciendo puede relacionarse con el uso cada vez mayor de herramientas tecnológicas, plantea Winthrop. Por lo mismo —continúa—, “mi firme opinión, basada en mucha evidencia, es que los estudiantes no deberían poder llevar consigo celulares que puedan sacar en cualquier momento en el colegio. Solo deberían ser accesibles cuando un profesor pueda controlarlos y usarlos para un propósito específico. Distraen demasiado. Y, por lo mismo, desde luego, no debe haber teléfonos en los recreos, que es cuando los niños debiesen estar interactuando entre sí”. Una idea es que los estudiantes los guarden en casilleros al llegar, dice. “Y luego, si tienen algo pedagógico que hacer con ellos, por ejemplo, 20 minutos relacionados con la enseñanza de inteligencia artificial, se pueden distribuir y luego volver a guardar. De lo contrario, es una distracción excesiva y muy problemática para la capacidad de socialización de los niños, para conectar y desarrollarse junto a los demás”. La especialista cree que esto es especialmente importante en la adolescencia, “cuando empiezan a preocuparse mucho más por sus compañeros, intentando descubrir cómo destacar y encajar. Si solo están con su celular, lo más probable es que permanezcan en su mundo aislado. Por eso hay enormes problemas de soledad y salud mental. No es la única razón, pero sí es un gran contribuyente”.
6 de Agosto de 2025

El presente estudio, realizado por Fundación Reimagina, se enmarca en su participación como miembro de la red NEST impulsada por Brookings Institute. Esta red global de organizaciones tiene como objetivo impulsar cambios profundos y sostenibles en la educación, para proveer oportunidades de aprendizaje y habilidades que permitan a las generaciones futuras prosperar y alcanzar su máximo potencial. En este marco, Fundación Reimagina realizó un estudio para conocer la presencia y condiciones de desarrollo de las habilidades amplias, conocidas también como breadth of skills (amplitud de habilidades), a nivel de la política educativa declarada y en las prácticas de la escuela. El foco se puso en la visión de los actores del ecosistema educativo en sus diferentes niveles, así como también en la revisión curricular.
El estudio analizó las condiciones para la formación de habilidades amplias en el sistema educativo chileno, en un contexto de cambios globales, crisis como la pandemia, una reforma curricular en ciernes, avances tecnológicos y la reconfiguración del mercado laboral. Se evaluó la brecha entre lo declarado en la política pública y lo que realmente ocurre en las aulas, destacando la importancia de una educación integral para el siglo XXI.
Para ello nos realizamos las siguientes preguntas:
a. ¿Cómo está presente en el sistema educativo chileno el desarrollo de habilidades amplias en los estudiantes, las mismas que son necesarias para la educación del futuro?
b. ¿En qué condiciones se han desarrollado habilidades amplias?
c. ¿Cuál es la visión de los principales actores del sistema educativo con respecto a estas habilidades?
d. ¿De qué forma están presentes las habilidades amplias en el currículum educativo? ¿Qué ocurre con esta temática ante la reforma?
e. ¿Cómo se desarrollan estas habilidades en los diferentes territorios y sus escuelas?
Metodología: La investigación utilizó una metodología cualitativa en tres niveles: entrevistas a expertos y autoridades educativas, análisis de los objetivos de aprendizaje del currículum vigente y en reforma, y estudios de caso en SLEP y escuelas de 5 territorios para explorar la implementación práctica de las habilidades amplias.
5 de Agosto de 2025

Hoy celebramos un camino lleno de aprendizajes, logros y alianzas que han fortalecido nuestra convicción de que un futuro educativo más justo, inclusivo y relevante no solo es posible, sino necesario. Lo que en un comienzo parecía una visión audaz, se convirtió rápidamente en una red viva de iniciativas, plataformas y proyectos que han llegado a miles de personas.
Descarga aquí nuestra memoria: 5 años de reimaginar la educación ![]()
8 de Julio de 2025

Más de 70 organizaciones del norte del país respondieron a la convocatoria del fondo Efecto Colectivo Norte, una iniciativa impulsada por Fundación Reimagina en alianza con BHP Foundation, que busca apoyar proyectos colaborativos orientados a transformar el sistema educativo desde los territorios.
En total, 28 propuestas colaborativas fueron oficialmente recibidas tras el cierre del proceso de postulación. Las iniciativas abordan algunos de los desafíos más urgentes que enfrenta la educación chilena, con un énfasis en el fortalecimiento de los aprendizajes en matemática y lenguaje, así como en el desarrollo explícito de las habilidades del siglo XXI, tales como el pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración.
El fondo Efecto Colectivo Norte busca no solo financiar proyectos, sino también movilizar capacidades locales, tejer redes de colaboración y generar cambios sostenibles en las comunidades educativas del norte del país. La convocatoria, lanzada a comienzos de año, fue diseñada para priorizar el trabajo en red y el impacto territorial.
El proceso de evaluación de las propuestas se llevará a cabo durante el mes de julio. Entretanto, la notificación a las organizaciones preseleccionadas está programada para el 18 del mismo mes.
De cara a los desafíos que representan para la educación los acelerados avances tecnológicos, iniciativas como Efecto Colectivo Norte apuntan a construir respuestas de largo plazo y con arraigo en las comunidades locales. Cada uno de los proyectos recibidos constituye evidencia de que en el norte de Chile hay una red de actores educativos activa, comprometida y dispuesta a avanzar hacia una educación más justa y pertinente.
30 de Junio de 2025

La Tercera, 30 de junio de 2025.
Una fundación chilena, una cumbre y un museo en Medio Oriente.
Tres puntos distintos, pero con un fin común: la educación puede renovarse cuando trabaja a la par con otras disciplinas, sectores y culturas. Es en ese cruce de caminos donde Aprendo en Casa, una plataforma local creada por Fundación Reimagina que ha captado el interés internacional por su enfoque regional, tecnológico y, particularmente, comunitario. Recientemente, Aprendo en Casa fue elegida como finalista del WISE Prize for Education, uno de los reconocimientos más importantes e n el mundo de la innovación educativa. Au- relio Amaral, Director de Programas en WISE (World Innovation Summit for Education), y Hezem Idriss, director adjunto de desarrollo comunitario en Qatar Museums, estuvieron en Chile para aprender más sobre el proyecto bajo el paraguas de la versión 2025 de “Years of Culture” Qatar-Chile. Como parte del programa, vieron el desarrollo de un pro- totipo que busca personalizar la formación docente a partir de inteligencia artificial, y así establecer nuevas rutas de colaboración entre Chile, Qatar y otros países.
Más allá de la sala de clases
Para Amaral, pensar en educación significa entender que los colegios no pueden hacer las cosas solos. “Un ecosistema de aprendizaje surge cuando distintos actores, así como museos, bibliotecas, fundaciones, universi- dades o empresas, asumen que educar no es solo labor del sistema escolar, sino de toda la sociedad”, explica. Desde WISE, han impul- sado esto en distintos paises, identificando redes colaborativas que ayuden a sostener procesos educativos a largo plazo. AprendoLab, el proyecto piloto chileno impulsado por Fundación Reimagina con el apoyo de WISE, se destaca por su propuesta de rutas personalizadas para la formación docente, hechas con contenidos provenientes de más de 80 organizaciones de ocho países. Con la utilización de IA, la plataforma adapta esas trayectorias formativas a las necesidades de los profesores, permitiendo experiencias más pertinentes, escalables y medibles. “El valor está en la combinación”, señala Amaral. “La plataforma tiene respaldo técnico, pero también sensibilidad local, porque surge desde Chile, se prueba en tres paises (Chile, México y Ecuador) y tiene como objetivo crear herramientas que puedan ser útiles para toda la región”, apunta.
Aprendizajes en colaboración
Una de las cosas que más sorprendió a los representantes internacionales es la cultura de colaboración que existe en la región, particularmente en Chile. “Hemos visto fundaciones con capacidad financiera trabajar junto a ONGs más pequeñas que conocen bien el territorio y esa alianza de escalabilidad y cercanía, es muy poderosa”, dice Amaral.
El modelo que impulsa Fundación Reima- gina apunta a conectar capacidades distintas, promover vinculos intersectoriales y crear soluciones educativas que respondan a los desafíos de las comunidades. “Cuando el sector público, privado y filantrópico se organizan, los proyectos no solo funcionan, sino que pueden crecer con legitimidad”, a g r e g a . Sobre el efecto que tuvo la pandemia, dice que en esos años “aprendimos que la tecnología es útil, pero no lo resuelve todo”.
Señala que “la educación en línea mostró posibilidades, pero también limitaciones y lo esencial fue, y sigue siendo, el rol de los docentes, la comunidad y los espacios de confianza”. “No hablamos de recetas perfectas, sino de proyectos que vale la pena acompañar, que tienen historia, conocen sus límites y que están dispuestos a innovar, que es lo que buscamos reconocer con el premio”, resume.
Cultura y comunidad
Por otra parte, Hezem Idriss llegó a Chile para profundizar la conexión entre la cultu- ra, patrimonio y comunidad. A través de su trabajo en Qatar Museums, Idriss encabeza programas de voluntariado internacional que se enfocan en el desarrollo cultural con enfoque local. Justamente este año el programa “Years of Culture” toma a Chile como uno de los países para desarrollar una serie de intercambios con Qatar. “Queremos que los voluntarios qataríes trabajen directamente con comunidades chilenas, artistas, educadores, artesanos, porque no venimos con una mirada diplo- mática, sino desde un vínculo humano”, explica. Uno de los primeros destinos será Matanzas, donde realizarán talleres junto a mujeres recolectoras de algas, fotógrafos locales y jóvenes. Idriss también lidera el programa de voluntarios de Qatar Museums, que busca generar un espacio de confianza, creación y pertenencia. “El museo n o puede ser solo u n lugar de contemplación… debe ser un espacio vivo, que invite, abrace e inspire”, dice. “Hay algo profundamente educativo en la cultura: cuando alguien entiende el valor de su patrimonio, cuando lo conecta con su identidad, se vuelve un ciudadano más consciente, y eso sucede en Chile y también en Qatar”, agrega. Amaral e Idriss coinciden en que el cambio no vendrá solo con tecnología o fondos. Lo que transforma es la capacidad de escuchar, colaborar y confiar. Eso sí, creen que hay una apuesta clara por modelos que integran lo educativo, cultural y comunitario como una sola vía de desarrollo. “Si olvidamos el pasado, no hay futuro”, dice Idriss. “Pero si unimos conocimiento, tecnología y comu- nidad, hay un camino”, añade.